viernes, 28 de agosto de 2015

Un ferry, un viaje movido y un pez llamado Wando

Después de conocer de primera mano el fantástico tráfico de Busan, decidimos madrugar bastante para poder llegar a la ciudad donde teníamos que coger el ferry que nos llevaría a la isla de Jeju, la buena noticia es que reducíamos considerablemente el tiempo en el ferry, ya que saliendo de Busan, hubiéramos tardado 12 horitas, mientras que con el cambio sólo serían 3, pero realmente compensaba???

Haceros una idea que la velocidad máxima de una autopista de peaje en Korea es de 100 km/h y así como extraordinario, que lo normal, es ir a 80 km/h, diréis que es poco, y que cualquier español le apretaría un poco, pero resulta que aquí hay la mayor concentración de radares conocido por el ser humano, habiendo en algunas recta de un kilometro hasta tres, y no queríamos conocer el sistema penitenciario de este país, así que a respetar los límites, por lo tanto os podéis hacer una idea de lo que se puede tardar en recorrer los 380 km además de los 50 km para salir de Busan... En fin toda una aventura

Una vez llegamos a Wando, a su puerto internacional de ferry, nos dimos cuenta que estábamos en la Korea profunda, ya que si a ese chamizo lo llamaban así, cómo sería el puerto doméstico... Pero lo mejor estaba por llegar, el viaje en ferry.

No he comentado que todo esto fue posible gracias a un contacto local, llamado Jo-han que nos ha ayudado a comprar los billetes del ferry, ya que la única web donde se venden está en coreano y no está disponible en otro idioma, además de que google no la traduce, todo facilidades!

Pero por fin logramos subir al ferry dispuestos a sentarnos cómodamente y relajarnos durante las 3 horas de viaje, ya que estábamos bastante cansados de conducir todo el día. Y aquí tuve otro choque cultural, que aún habiendo dado la vuelta al mundo, me recordó que me quedan muchas cosas por descubrir...


Pues sí! Efectivamente, te obligan a descalzarte y a meterte en una zona de unos 20m x 15m con toda la gente que quepa, y lo único que te dan es un cojín para la cabeza, y cómo siempre el aire acondicionado en modo ártico. Mejor omito lo de los ronquidos y otras costumbres locales antes de que el barco arrancase...

Lo del viaje movido no era por el tramo en coche sino porque al rato de estar en el ferry empezó a moverse cual zodiac por el oleaje, sin saber si esto era normal, y con la dificultad de que nadie habla inglés, decidí salir a cubierta a ver qué pasaba, y me encontré bastante oleaje.

Una vez llegamos a la isla de Jeju, vimos el motivo real de ese oleaje y es que estaba pasando un tifón por la isla, que por suerte estaba debilitado, pero los vientos fuertes y la lluvia fue la bienvenida que nos dio Jeju.

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